Armonía compartida: golpe, cuerpo y espíritu

CULTURAS Y VALORES DISPARES

La implementación de gritos en combate para transmitir principios

vinculados al profesionalismo y dedicación plena de la actividad

(Por Favio Montes) El kendo y el kumdo son artes marciales estrechamente ligadas. La única diferencia existente entre ambas es la procedencia del nombre. En Japón se le denomina kendo mientras que en Corea del Sur es kumdo: ambos significan El camino de la espada. “El Kumdo surge fundamentalmente gracias al aporte de Japón”, afirmó José Luis Zanotti, maestro de la disciplina desde hace seis años. La primera difusión se produjo cuando una delegación de practicantes de Kendo viajó a Corea del Sur para fortalecer las Fuerzas Armadas Surcoreanas.

Las prácticas en este país comenzaron aproximadamente en 1900, con el claro objetivo de profundizar el entrenamiento de los policías. “En Japón emergió desde las clases samurai, mientras que en Corea del Sur de las clases guerreras”, agregó Fernando Muzzopappa, estudiante avanzado de kumdo.

Con el correr de los años, algunos maestros comenzaron a emigrar. Fue así que se produjo la primera difusión de importancia por Europa, Norteamérica y Sudamérica. Ambos kendokas coincidieron que en Brasil se encuentra una comunidad de descendientes de japoneses muy notable, y que kendo y kumdo son muy practicados. Igualmente, no sólo se arraigó en Estados Unidos o Brasil, sino también en Chile, Perú, Ecuador y Paraguay, entre otros, sorprendiendo quizás por haber menor influencia de cultura oriental que en otros países. Asimismo, Argentina no se quedó atrás, ya que tomó importancia en 1986 cuando un descendiente de surcoreanos viajó a aquel país para practicar y traer la disciplina a tierras nacionales.

Como reza más arriba, kendo y kumdo están muy unidos, por lo que en Argentina se practican casi al mismo tiempo, y los torneos se realizan con deportistas de ambas disciplinas. Por otra parte, la historia del kumdo en Rosario se reduce a 15 años atrás, cuando el estudiante avanzado Pedro Scaglione empezó a viajar a Buenos Aires para formarse y terminó siendo quien le propinó los conocimientos a Zanotti.

La Asociación Argentina de Kumdo, cuya sede está ubicada en Buenos Aires, nuclea sólo a la ciudad capital del país y a Rosario. Al igual que en otras artes marciales, la vestimenta de un kumdoka es tradicional oriental, y consta de un ‘kekoi’, que es una especie de chaleco similar al empleado en judo; una jakama, que es un pantalón ancho con tablas; un ‘men’ o casco, los ‘koté’ o guantes, el ‘do’ que es un protector para los pectorales y un ‘tare’ que cumple la misma función en la parte inferior del cuerpo. Siguiendo con este tema, Zanotti, quien está ligado a la práctica desde hace una década, añadió que en la cintura se debe llevar inscripto el apellido y dojo al que representan. Y en caso que el participante compita en un torneo internacional, debe sumar la bandera de su país.

El reglamento de combate, en cuanto a la validación de los golpes, es muy simple. “Sólo se permiten impactos en las muñecas, cabeza, costillas y una estocada al cuello”, afirmó el maestro, agregando que este último golpe se reserva para estudiantes avanzados “por el riesgo que implica realizarlo”. En contrapartida, el acierto de un golpe debe reunir ciertas características, curiosas para lo que estamos acostumbrados: primero, haber golpeado correctamente en la zona; después, que exista armonía entre el golpe, el cuerpo y el espíritu (este último se expresa en el grito) y, posteriormente, tiene que haber una actitud de alerta, ya que después del golpe hay que moverse para no quedar expuestos a un contraataque”, explicó el estudiante avanzado. Esto es observado y analizado por tres árbitros, y para que el golpe sea válido, dos de los tres deben coincidir en la decisión, levantando la bandera del color que tiene el competidor en su espalda.

Un rasgo a resaltar es que el kumdo reúne a hombres y mujeres de diferentes edades. “Tenemos la categoría infantiles, desde 6 a 12 años, y a partir de los 13 años se ingresa a la categoría de adultos, llegando a tener practicantes de 65 y 70 años”, manifestó Zanotti.

Al ser un arte marcial en expansión requiere la unión de nuevas camadas. En ese sentido, las prácticas se brindan en dos lugares: los lunes y jueves, de 20.30 a 22, en la Familia Friulana -Córdoba 3060-, y los sábados, de 14.30 a 16, en la Asociación Japonesa -Iriondo y San Juan-.

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